ARQUITECTURA | DIVULGACIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL

Hoy quiero contarte un poquito acerca de una iglesia que se salvó por los pelos de ser destruida. Si has visitado Zamora, ya sabrás que es la capital del románico por excelencia, pues cuenta con el mayor número de templos de este estilo dentro de su conjunto histórico en el mundo entero.

Pero es que las iglesias que ves hoy son una mínima parte de la gran cantidad de ellas que llegó a albergar la ciudad. No todas corrieron la misma suerte que la Iglesia de San Juan de Puerta Nueva (ya datada en el año 1172), pues estuvieran o no en ruina, hubo un tiempo en el que se derribaban.

A finales del siglo XIX, aprovechando que el estado de conservación de esta iglesia era bastante malo, el consistorio quiso rehacer este espacio público con un estilo acorde a la época: una gran plaza rectangular (imitando a las vecinas Salamanca o Valladolid). ¡Pero para ello había que derribar toda la iglesia! Menos mal que se dio la voz de alarma y, aunque fue muy mutilada (perdió la huerta, el chapitel que coronaba la torre…), se consiguió respetar.

Imagina si llega a ocurrir… ¿Qué hubiera sido de esta portada románica tan trabajada y tan representativa de nuestra ciudad? Ahora la podemos ver porque en los años 70 del pasado siglo XX se derribaron las casas adosadas a ella y poco a poco se ha ido consolidando. ¿No es una pasada?